¿Qué es el mundo de los espíritus... Dónde está?...


¿Qué es el mundo de los espíritus?
El élder Bruce R. McConkie, en ese entonces miembro de los Setenta, explicó: “Por mundo de los espíritus se entiende la morada de los espíritus sin cuerpo….. [donde ellos] esperan el día de su resurrección, la redención final y el juicio. Ese mundo está dividido en dos partes: el paraíso, que es la morada de los justos, y el infierno, que es la morada de los inicuos” (Mormon Doctrine, págs. 761–762).


¿Se arrepienten todos los seres cuando van al mundo de los espíritus y se dan cuenta de que hay una vida después de la muerte?
El élder Bruce R. McConkie escribió: “La vida, el trabajo y toda actividad prosiguen en el mundo de los espíritus. Los hombres tienen los mismos talentos y la misma inteligencia que tenían en esta vida; poseen las mismas actitudes e inclinaciones y sentimientos que tenían en la vida terrenal; creen en las mismas cosas en lo que a las verdades eternas concierne” (Mormon Doctrine, pág. 762). El élder Melvin J. Ballard declaró: “No nos imaginemos, ninguno de nosotros, que podemos descender a la sepultura sin haber vencido las corrupciones de la carne, y entonces dejar en la tumba todos nuestros pecados y tendencias inicuas. Permanecerán con nosotros. Acompañarán al espíritu cuando éste se separe del cuerpo. “…Es mucho más fácil [superarnos] y servir al Señor cuando los dos, la carne así como el espíritu, están integrados en uno. Es la época en que los hombres son más maleables y susceptibles” (Three Degrees of Glory, 1926, pág. 14; citado en El Milagro del Perdón, 1969, págs. 10–11). Véase Alma 34:32–34; 41:3–5, 10.

¿Cómo es la “prisión espiritual”?
El élder Bruce R. McConkie declaró: “La prisión espiritual es el infierno, o sea, aquella parte del mundo de los espíritus donde moran los inicuos. (Moisés 7:37–39.)… “Ahora que los espíritus de los justos en el paraíso han sido comisionados para llevar el mensaje de salvación a los espíritus de los inicuos en el infierno, hay cierto grado de asociación entre los espíritus buenos y malos. El arrepentimiento abre las puertas de la prisión para los espíritus que están en el infierno, y hace posible que aquellos que estén atados con las cadenas del infierno se liberen de la oscuridad, la incredulidad, la ignorancia y el pecado. Tan rápidamente como puedan superar esos obstáculos y ganar… ganar luz, creer en la verdad, adquirir inteligencia, desechar el pecado y romper las cadenas del infierno, podrán salir del infierno que los tiene presos y morar con los justos en la paz del paraíso” (Mormon Doctrine, pág. 755). Véase Alma 40:13–14; Doctrina y Convenios 76:103–106; 138:57–59. Todos moriremos y todos resucitaremos. El élder Russell M. Nelson dijo: “Las Escrituras enseñan que la muerte es esencial para la felicidad… “Nuestra perspectiva limitada se extendería si pudiéramos ver la reunión del otro lado del velo cuando las puertas de la muerte se abren para los que regresan al hogar” (“Las puertas de la muerte”, Liahona, julio de 1992, pág. 81).

¿Dónde está el mundo de los espíritus?
El presidente Brigham Young enseñó: “¿Se encuentra aquí el mundo de los espíritus? No queda más allá del sol, sino que está aquí en esta tierra que fue organizada para las personas que han vivido y que ahora viven y que en el futuro vivirán sobre ella” (Discourses of Brigham Young, pág. 376).


¿Cómo es el “paraíso”?
El presidente Brigham Young explicó: “Aquí [como mortales] nos encontramos continuamente preocupados con enfermedades y malestares de diversas clases. En el mundo de los espíritus estaremos libres de todo esto y disfrutaremos de la vida, la gloria y la inteligencia; y tendremos al Padre que nos hablará, y a Jesús que nos hablará, y a los ángeles que nos hablarán, y nos deleitaremos en asociarnos con los justos y los puros de corazón que se encuentran en el mundo de los espíritus hasta la resurrección” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Brigham Young, pág. 296). El presidente Young también dijo: “Cuando los fieles élderes que poseen este sacerdocio entran en el mundo de los espíritus, llevan consigo el mismo poder y sacerdocio que poseían cuando existían en su tabernáculo mortal” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Brigham Young, pág. 136). El profeta José Smith dijo: “Cuando los hombres están preparados, se encuentran en mejor posición para ir allá… Los espíritus de los justos son exaltados a una obra mayor y más gloriosa; por consiguiente, son bendecidos en su partida para el mundo de los espíritus. Envueltos en llamas de fuego, no se hallan lejos de nosotros” (History of the Church, tomo VI, pág. 52). Véase Alma 40:12.

¿Qué apariencia tienen los que están en el mundo de los espíritus?
El élder Mark E. Petersen, en ese entonces miembro del Quórum de los Doce, dijo: “El espíritu es la verdadera persona. Nuestro espíritu se parece a nuestro cuerpo, o más bien, el cuerpo fue hecho a la medida para ajustarse a nuestro espíritu. El espíritu lleva la imagen y la semejanza de Dios, y el cuerpo, si es normal, tiene la imagen y la semejanza del espíritu” (The Way of the Master, 1974, pág. 124). El presidente Joseph Fielding Smith, en ese entonces presidente del Quórum de los Doce, enseñó que cuando un bebé muere, “el espíritu asume su forma natural como adulto porque todos éramos adultos antes de nacer. “Cuando un niño se levante en la resurrección, su espíritu entrará en el cuerpo y éste será del mismo tamaño que tenía cuando el niño murió. Entonces crecerá después de la resurrección hasta la madurez completa para amoldarse al tamaño del espíritu” (Doctrina de Salvación, tomo II, pág. 53).

¿En el mundo de los espíritus se sabe lo que están haciendo los mortales en la tierra?
El profeta José Smith enseñó: “Los espíritus de los justos… no se hallan lejos de nosotros, y… conocen y entienden nuestros pensamientos, sentimientos y movimientos” (History of the Church, tomo VI, pág. 52).

¿Están juntos los justos y los inicuos en el mundo de los espíritus?
El profeta José Smith enseñó: “Los justos y los inicuos van todos al mismo mundo de los espíritus hasta el tiempo de su resurrección” (History of the Church, tomo V, pág. 425). El presidente Joseph Fielding Smith dijo: “Los justos —y esto significa aquellos que han sido bautizados y que han sido fieles— son recogidos en una parte y todos los demás en otra parte del mundo de los espíritus… “Entiendo que los justos ahora sí pueden ir entre los otros espíritus, y allí enseñarles el Evangelio, mas tales espíritus, a quienes se impide asociarse con los justos, no pueden ir al lugar donde éstos moran” (Doctrina de Salvación, tomo II, pág. 217). Véase Alma 40:12–14; Doctrina y Convenios 138:29–31.

El Evangelio brinda consuelo
El élder Boyd K. Packer enseñó: “En el momento de la muerte nos encontramos cerca, muy cerca, del mundo de los espíritus. Surgen sentimientos especiales que en realidad son comunicaciones espirituales… “En esos momentos de dolor y despedida se puede sentir esa ‘paz… que sobrepasa todo entendimiento’ y que las Escrituras prometen (Filipenses 4:7). Ésta es una experiencia muy íntima. Muchas personas se maravillan de que esa paz, incluso esa exaltación espiritual, se produzca en un momento de tanto dolor e incertidumbre” (“Los funerales en la Iglesia”, Liahona, enero de 1989, pág. 22).

El élder Russell M. Nelson dijo: “Recuerdo claramente una experiencia mientras volaba en un pequeño avión bimotor. De repente, uno de los motores explotó y se incendió y la hélice se detuvo por completo. Al caer en barrena hacia tierra, estaba seguro de que iba a morir. Algunos de los pasajeros gritaban aterrorizados. Milagrosamente, la vertiginosa caída extinguió las llamas, lo cual hizo funcionar el otro motor, con lo que el piloto pudo estabilizar el aparato y finalmente llegamos a tierra sanos y salvos. “Durante todo ese contratiempo, a pesar de ‘saber’ que se avecinaba la muerte, mi idea principal era que no temía morir. Recuerdo la sensación de que volvería al hogar, a conocer a los antepasados por los que había hecho la obra en el templo; recuerdo la profunda gratitud que sentí al pensar que mi amada esposa y yo nos sellamos eternamente el uno al otro así como a nuestros hijos, que nacieron y se criaron en el convenio; me di cuenta de que mi matrimonio en el templo  era mi logro más importante. Los honores de los hombres no podían ni siquiera acercarse a la paz interior que me brindaban los sellamientos efectuados en la Casa del Señor” (véase “Las puertas de la muerte”, Liahona, julio de 1992, pág. 82).

3 comentarios:

  1. halo Aku tidak tahu siapa yang berbicara banyak suara untuk malam-malam aku merasa aku memiliki sesuatu untuk dilakukan dalam hidup ini tetapi tidak

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  2. Necesitaba saberlo y recordarlo para tener paz.

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