LAS ORDENANZAS POR LOS MUERTOS

¿Qué sucede con las personas que murieron sin haber escuchado el evangelio de Jesucristo ni haber recibido las ordenanzas salvadoras? Nuestro Padre Celestial, como parte de Su plan de salvación, ha preparado la forma de que los muertos disfruten de las bendiciones del Evangelio. 

Mientras el cuerpo de Jesús permanecía en el sepulcro, después de Su crucifixión, Su Espíritu fue al mundo de los espíritus donde predicó el Evangelio a los espíritus de los justos (véase 1 Pedro 3:18–20; 4:6; D. y C. 138:11–19). 


Allí, Él organizó misioneros para que predicaran el Evangelio a los espíritus encarcelados: “…nombró mensajeros de entre los justos, investidos con poder y autoridad, y los comisionó para que fueran y llevaran la luz del evangelio a los que se hallaban en tinieblas, es decir, a todos los espíritus de los hombres; y así se predicó el evangelio a los muertos” (D. y C. 138:30). 


Esa gran obra misional en el mundo de los espíritus continúa en la actualidad (véase D. y C. 138:57). Las personas que se encuentran en el mundo de los espíritus pueden ejercer su fe y aceptar el mensaje del Evangelio, pero les es imposible recibir por sí mismas las ordenanzas del Evangelio, como por ejemplo, el bautismo, la investidura y los sellamientos. 


El Señor nos ha mandado efectuar esas ordenanzas por ellos. El presidente Spencer W. Kimball declaró: “…la obra misional también continúa más allá del velo entre millones e incluso miles de millones de hijos de nuestro Padre Celestial que han muerto, ya sea sin haber escuchado el Evangelio o sin haberlo aceptado mientras moraban en la tierra. 


Nuestra importante participación, en ese aspecto de la obra misional, es efectuar en esta tierra las ordenanzas requeridas en nombre de quienes acepten el Evangelio allá” (véase “¿Y por qué peligramos?”, Liahona, julio de 1977, pág. 1).



Hasta pronto:
"Un Amar Todos los días es un Amar Eterno"... ¡Hoy les amo!




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